ESTRATEGIAS DE DESARROLLO Y PROMOCION DE EXPORTACIONES

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ESTRATEGIAS DE  DESARROLLO Y PROMOCION DE EXPORTACIONES


Lic. Gabriel Sueldo


El comercio exterior adquiere diariamente una importancia creciente dentro de la economía mundial, tan es así que el crecimiento del mismo es superior al crecimiento de la producción mundial. Los países más avanzados reconocen en el comercio exterior una importancia vital para el crecimiento de sus economías y desarrollos de las mismas, a tal punto que procuran aumentar la eficiencia y eficacia con que manejan los asuntos relacionados con el sector externo.

 

Nuestro país respondió históricamente a las distintas situaciones de la economía mundial procurando adaptarse a la misma, ya que su influencia económica en ese contexto no le ha permitido controlar o modificar las condiciones imperantes. Hubo períodos en los que se operó con estrategias de sustitución de importaciones, luego por lo general se continuó con estrategias de promoción de exportaciones, muchas veces en parte porque se creía que se había agotado la estrategia anterior. En la actualidad y con una proyección a corto y mediano plazo se debe promover una estrategia mixta de incremento de exportaciones con valor agregado exportando mano de obra argentina, industria argentina, diversificar los mercados de destino de nuestras exportaciones (atomizando la demanda) y controlar en forma eficiente a través de la política comercial el ingreso de mercaderías a nuestro territorio, especialmente de aquellos productos que se fabrican en nuestro país. Todo ello nos permitirá, por un lado, un sostenido crecimiento económico a través de las exportaciones y por el otro, la reducción del desempleo y, por lo tanto el desarrollo del mercado interno.

 

Formulación de la Estrategia:

 

El primer paso dentro de la formulación de una estrategia de promoción de exportaciones, debe ser una definición clara de los objetivos que el Estado persigue para el sector. Obviamente se debe producir una toma de conciencia para que el sector externo sea considerado “Tema de Estado”. Los objetivos deben ser operacionales y estar encuadrados perfectamente dentro de un plan nacional de desarrollo. Deben especificarse claramente las metas numéricas que se pretenden alcanzar; indudablemente deben ser realistas reflejando experiencias anteriores en materia de promoción de exportaciones, así como las potencialidades de ofertas que el país posee.

 

Es sumamente conveniente que entidades de clase pertenecientes al sector privado participen activamente en la fijación de los objetivos, esto es necesario para conseguir el consenso de la comunidad. Ni el Estado en forma aislada (sin consenso), ni el sector privado sólo pueden formular estas políticas; se debe implementar una Estrategia Conjunta entre el Estado, el Sector Productivo y las Áreas del Conocimiento (investigación, desarrollo, innovación, tecnología, Universidad). El Estado Nacional debe crear condiciones para que puedan desarrollarse estas estrategias, coordinarlas y proyectarlas hacia el exterior.

 

Es necesario que las políticas macroeconómicas del Gobierno se ajusten a los objetivos expresados. Esas políticas se deben formular claramente permitiendo al empresario conocerlas plenamente para que puedan ajustar sus programas de acción en función de dichos parámetros. Por lo tanto,  es necesario especificar cuáles serán las políticas monetarias, comerciales, promocionales, fiscales, aduaneras, de inversión extranjera, de acuerdos comerciales y de integración que se implementarán.

 

Asimismo, debe existir una estructura institucional adecuada, para la formulación y administración de esas políticas. La experiencia en nuestro país indica que ésta suele ser un área que por lo general no ha recibido la atención adecuada, creándose una serie de obstáculos para una operativa orgánica y eficiente. En muchas ocasiones hemos observado una proliferación de instituciones u organismos que superponen, duplican o contraponen esfuerzos en detrimento de los intereses del sector exportador, o sea de intereses nacionales.

 

En el ámbito de administración, generalmente las facultades se delegan a diversos organismos especializados que implementan las políticas con los instrumentos con que cuentan. Aquí también esta disgregación puede crear asincronías operativas que dificulten la aplicación de políticas que correctamente formuladas pueden ser instrumentadas erróneamente. Es aconsejable, por lo tanto, que exista algún organismo o institución que cumpla la función de aglutinar y coordinar la ejecución de políticas. Algunos países que toman al sector externo como políticas de estado, que crecen a través del mismo, han tomado medidas en ese sentido, como ser los casos de Chile, Brasil, México, Singapur, entre otros. Además, ese organismo coordinador puede cumplir entre otras, las siguientes funciones: por un lado, asesorar al organismo formulador de políticas e interpretar adecuadamente las mismas para los organismos ejecutores; y, por el otro, evaluar los resultados de esas políticas  para sugerir medidas correctivas cuando corresponda.

 

La casi totalidad de los países poseen un organismo (Fundación, Instituto, Centro, Dirección, etc.) de promoción de exportaciones. En prácticamente todos los casos ese organismo atiende solamente la promoción de productos no tradicionales (productos industrializados), en tanto que los productos tradicionales (básicos) son manejados por Secretarías o Ministerios.

 

Generalmente, la exportación de productos primarios es gravada para obtener recursos para el presupuesto nacional. En muy pocas ocasiones se coordinan las exportaciones de productos tradicionales con la no tradicionales, perdiendo así la oportunidad de emplear a los primeros como instrumentos de  promoción y venta de los segundos, sobre todo cuando los primeros son esenciales para el comprador.

 

Existen dos componentes básicos que deben ser evaluados para la implementación de la estrategia de promoción de exportaciones; a saber: la capacidad de oferta para exportación y por otra parte las oportunidades que ofrecen los mercados externos. La capacidad de oferta para exportación generalmente se conoce como “oferta exportable”. Es imprescindible realizar un relevamiento de la oferta exportable a nivel nacional, tarea que debe desarrollarse con las provincias y municipios, que son los que están más cerca de la producción y de sus realidades.

 

La Oferta Exportable:

 

Cualquier política de promoción de exportaciones debe partir de un análisis cierto de las condiciones básicas de producción y comercio (estructurales y coyunturales). Este diagnóstico  sobre producción y comercio (real y potencial) reflejará también la naturaleza de los problemas y orientará en el tipo de instrumentos que deben llevarse a cabo para resolverlos. De esta manera los instrumentos de promoción y fomento (fiscales, crediticios, administrativos, etc.) se ajustarán a la realidad específica del país no cayendo en el facilismo y tentación de copiar otros existentes de otros países. Es importante en este caso el seguimiento y evaluación permanentes a fin de realizar las correcciones que sean necesarias.

 

Como parte de este estudio es necesario analizar y distinguir lo siguiente:

 

a)      Capacidad física de exportación.

 

b)      Capacidad económica de exportación.

 

c)      Capacidad administrativa de exportación.

 

d)      Deseo de exportación.

 

La verificación y análisis de cada uno de estos cuatro aspectos mencionados precedentemente, permitirá estimar la real capacidad de oferta exportadora de las empresas y, por lo tanto, del país. Además, este análisis, hará posible poder determinar las áreas en las que es necesaria una acción activa por parte del Estado a fin de poder superar posibles dificultades.

 

a)      Capacidad física de exportación:

 

El punto de partida de este análisis debe ser una estimación de la cantidad de productos (materias primas, semielaborados y manufacturados) que las empresas podrían destinar a los mercados externos. Se comienza identificando a las condiciones actuales (estructurales y coyunturales) en el ámbito de producción y consumo.

Estos datos se obtienen mediante información censal o muestral, ya sea en los sectores agropecuario o industrial. Los conceptos a medir deberían ser: “capacidad instalada”, “consumo interno”, “producción real” y “saldo exportable”. A partir de estas mediciones básicas, se puede obtener una primera medición de la “producción potencial”, “consumo interno potencial” y “capacidad física de exportación potencial”.

 

De esta manera, habiendo realizado el análisis y estudio tanto del sector agropecuario como el del industrial, se puede determinar las necesidades concretas para cada caso y así poder aplicar e instrumentar los mecanismos de fomento e incentivo a las exportaciones que correspondan (incentivos fiscales, crediticios, impositivos, etc.) a través de programas que mejoren su competitividad. Por otra parte, estos programas de competitividad deberán favorecer o estimular la exportación de productos con valor agregado, exportando industria nacional, generando mayor empleo y, por lo tanto mercado interno, con capacidad de consumo, ahorro e inversión.

 

b)      Capacidad económica de exportación:

 

En el caso de contar con “capacidad física de exportación” (volumen), se cumple con el primer requisito para políticas de fomento posterior. Ahora bien, el paso siguiente sería verificar si los sectores productivos exportadores poseen costos de producción acordes a los precios internacionales, caso contrario no se podrá competir en los mercados externos.

 

La mejor solución a largo plazo será promover la eficiencia operativa de las empresas, a través de programas de capacidad gerencial que les permita reducir costos y competir por sus propios méritos. Hasta que las empresas desarrollen esta capacidad, será necesario que el Estado apoye en forma activa su gestión a través de programas de competitividad, mediante incentivos (financieros, crediticios, fiscales, etc.).

 

c)      Capacidad administrativa de exportación:

 

El tercer elemento a tener en cuenta es el relativo a la “capacidad administrativa de exportación”, ya que más allá de la “capacidad física” (volumen) y de la “capacidad económica” (costos)  para exportar,  es necesario verificar si el sector (PYME) empresarial está debidamente organizado para explotar las oportunidades que brindan los mercados externos, respondiendo profesionalmente a los mismos y,  a su vez,  aprovechar también los programas de competitividad e incentivos que el gobierno pueda proporcionar.

 

En este punto, la acción del gobierno (a través de programas de competitividad) debería comprender medidas tales como: programas de capacitación y de entrenamiento dirigido a las Pymes, organización de departamentos de comercio exterior, promoción de participación en ferias y exposiciones internacionales, promoción de participación en misiones comerciales, promoción mediante incentivos de organización de consorcios y cooperativas de exportación, investigación y estudios de mercado, capacitación en marketing internacional, asistencia técnica directa, etc. Obviamente esta lista podría completarse aún más. Estas acciones deberían llevarse a cabo a través de técnicos o expertos del gobierno nacional, conjuntamente con las provincias y municipios y necesariamente con la participación activa de entidades empresariales y universidades. Nuevamente vale la pena resaltar la imperiosa conformación de una Alianza Estratégica Conjunta entre el Estado, los Sectores de la Producción y las  Áreas del Conocimiento.

 

d)      Deseo de exportar y conciencia exportadora:

 

En muchas ocasiones se puede observar la existencia de empresas con condiciones físicas (volumen), económicas (costos) y, eventualmente con “capacidad administrativa” (organización) para exportar, pero sin interés por parte de sus autoridades o directivos. Este fenómeno se puede encontrar en forma repetitiva en muchas Pymes de nuestro país, sobre todo en aquellas de fuerte cuño familiar. Este, indudablemente es un problema de actitud, cuyo origen o raíces pueden derivar:

 

a) de un desempeño quizás satisfactorio en el mercado interno; b) del desconocimiento de las oportunidades que ofrecen los mercados externos; c) de alguna experiencia negativa que alguna vez tuvo al intentar incursionar en ellos y, finalmente d)  de una percepción distorsionada de los ajustes que la empresa deberá realizar para atender profesionalmente a esos mercados. A su vez,  está el caso de las firmas que participan esporádicamente en los mercados externos y perciben a los mismos como los mercados donde colocar sus excedentes o saldos de exportación; no como un plan programado de exportación con participación regular y permanente.

 

En estos casos, los mecanismos de fomento que el Estado puede utilizar con el fin de crear conciencia exportadora,  pueden ser a través de programas de capacitación que contengan las siguientes herramientas: campañas en medios de comunicación (radio, TV, diarios, etc.), otros medios (Internet), cursos, seminarios y talleres, incentivos a asociaciones de clase, en fin participación activa del Estado, Cámaras o Asociaciones (Sector Productivo) y Áreas del Conocimiento (Universidades).

 

Conclusión:

 

Es indudable que la mayor parte de estos temas pueden y deben analizarse con mayor profundidad. Cabe destacar que el Relevamiento de la Oferta Exportable Argentina (que no es lo mismo que un Directorio de Exportadores), los Consorcios de Exportación y los Programas de Capacitación, son componentes básicos para poder desarrollar una ESTRATEGIA DE DESARROLLO Y PROMOCION DE EXPORTACIONES.

 

Por último, debe quedar expresamente sentado, que todo lo manifestado precedentemente, tiene por objeto colaborar en la implementación eficiente de una POLÍTICA NACIONAL DE PROMOCION DE EXPORTACIONES.

 

Lic. Gabriel Horacio Sueldo

ghsueldo@ciudad.com.ar

Abril 2003

 

Presidente de la Comisión de Comercio Exterior de la Asociación Dirigentes de Empresa.

 

Director de la Carrera de Comercio Internacional en la Fundación de Altos     Estudios                    Ciencias Comerciales