OMC – Aprovechar la investigación para obtener mejores resultados comerciales – DGA Anabel González

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Para elaborar políticas comerciales efectivas, la voluntad política y las buenas intenciones son solo un punto de partida. Las decisiones sobre la mejor manera de asignar recursos políticos y económicos escasos deben apoyarse en investigaciones y análisis sólidos, relevantes para las políticas y oportunos. Ahora bien, las tensiones geopolíticas, los rápidos cambios tecnológicos, los eventos climáticos imprevisibles y otros desafíos mundiales acuciantes hacen que sea aún más la difícil tarea de diseñar y aplicar políticas comerciales que favorezcan el crecimiento.

Por esta razón, los académicos, los investigadores y los laboratorios de ideas tienen mucho que aportar para ayudar a los responsables de las políticas comerciales a tomar decisiones más acertadas y producir mejores resultados, y también a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

 

 

¿Qué dicen los investigadores acerca de los beneficios del comercio?

Las ciencias económicas han proporcionado una base sólida para la elaboración de las políticas desde que David Ricardo desarrolló la teoría de la ventaja comparativa hace más de dos siglos. Desde entonces, los economistas han demostrado que el comercio ofrece muchos más beneficios aparte de la especialización según la ventaja comparativa. En la nueva teoría sobre el comercio propugnada por Paul Krugman, el comercio internacional aumenta la productividad de las empresas agrandando los mercados, lo que permite a estas aprovechar las economías de escala. Y en la nueva nueva teoría del comercio propugnada por Marc Melitz, el comercio internacional incrementa la productividad forzando a las empresas menos productivas a comprar y dejar una mayor cuota de mercado a las empresas más productivas.

En un documento reciente del Swedish National Board of Trade se resume la investigación sobre políticas más reciente dedicada a la repercusión del comercio de mercancías en la productividad — un motor clave del crecimiento sostenido — y la prosperidad económica inclusiva. El documento enumera seis conclusiones:

  1. Los vínculos entre el comercio y la productividad son más fuertes de lo que se pensó inicialmente, y las reformas del comercio pueden producir mejores resultados de lo previsto hace 20 años.
  2. Hay pruebas empíricas sólidas y consistentes de los efectos de la mejora del acceso a los bienes intermedios en la productividad, por lo que tiene sentido eliminar los obstáculo comerciales a los insumos, las partes y los componentes.
  3. Los efectos en la productividad más significativos guardan relación con las importaciones, pero hay aumentos de productividad asociados al acceso a los mercados de exportación. Por lo tanto, los acuerdos comerciales deberían centrarse en la mejora de las oportunidades tanto de importación como de exportación.
  4. Si se asocia la difusión de la tecnología con el comercio, y con la apertura del comercio, ello puede aumentar considerablemente la productividad.
  5. Según la teoría del comercio reciente, actualmente el comercio internacional tiene lugar dentro de las ramas de producción, no entre ellas. Esto hace pensar que puede haber más oportunidades comerciales en todos los segmentos de la cadena de valor, no necesariamente unidas a sectores claramente específicos.
  6. La liberalización del comercio genera ganadores y perdedores. Por ello las políticas de ajuste social y otras políticas públicas son fundamentales, aunque se necesita más investigación para determinar los mejores diseños de las políticas.

Así pues, como se indica en este documento, hay pruebas teóricas y empíricas abundantes de que los países que dan la espalda al comercio internacional lo hacen a su propio riesgo. Sin embargo, la investigación también constata que las políticas comerciales y transparentes no son una panacea. Para que produzcan los resultados deseados, esas políticas comerciales deben integrase en estrategias más amplias entradas en un crecimiento y un desarrollo económicos inclusivos, sostenibles y resilientes.

Ajustar la conexión entre la investigación sobre el comercio y la elaboración de las políticas

Por muy sólidas que sean, muchas de estas constataciones de las investigaciones plasmadas en la literatura sobre el comercio son contraintuitivas y no tienen resonancia, ni siquiera entre el público informado o los funcionarios gubernamentales. Esto limita en gran medida las posibilidades de que esas conclusiones informen las decisiones y favorezcan el logro de buenos resultados comerciales. También indican que deberían dedicarse más recursos a explicarlas mejor — no solo a los responsables de las políticas, sino también al público en general — para asegurar que no se ignoren las pruebas y los análisis de calidad, y para prevenir la adopción de políticas que irían en contra decenios de validación teórica y empírica.

También sucede a menudo que los economistas comerciales abogan por las “primeras mejores” soluciones, sin tener en cuenta las limitaciones de política con que tropiezan los responsables de la elaboración de las políticas. A veces la segunda mejor, o incluso la tercera mejor, es la única política factible en el mundo real, y los encargados de las políticas se beneficiarían de una investigación que les ayude a perseguir lo bueno, más que lo perfecto. En palabras de la premio Nobel Esther Duflo, los economistas tienen que pensar y actuar más como fontaneros, atacando a los detalles y la complejidad de la elaboración de las políticas para hallar soluciones e influir en los resultados de las políticas de manera que funcione en el mundo real.

Lo mismo cabe decir de la comprensión del contexto y las condiciones locales, porque la aplicación de las políticas no se produce en abstracto, de modo que lo que funciona en un país avanzado puede no funcionar en una economía pobre sin litoral o un Estado afectado por conflictos. Y lo que es menos evidente, pero igual de importante, es el tiempo. Los datos y los análisis son muy importantes en las etapas iniciales de los procesos de las políticas, cuando los funcionarios comerciales tratan de encuadrar el problema de que se trate y establecer un entendimiento común de cómo puede resolverse. Suelen ser menos útiles en las últimas etapas de una negociación comercial u otros procesos, cuando normalmente toman las riendas los políticos.

Hoy más que nunca, es necesario investigar el papel del comercio en los desafíos mundiales

En el debate sobre la globalización y la desglobalización que tiene lugar actualmente, hay quien opina que el comercio forma parte del problema cuando se trata de afrontar los importantes desafíos de reducir la pobreza y la desigualdad, apoyar la sostenibilidad y fomentar la paz y la seguridad. Los responsables de las políticas y las personas a cuyo servicio están necesitan que los investigadores redoblen sus esfuerzos para aportar nuevas pruebas sobre la importancia fundamental del comercio y la integración económica para solucionar los desafíos mundiales. Los economistas de la OMC y el Fondo Monetario Internacional han hecho contribuciones importantes en este ámbito, por ejemplo modelizando las importantes pérdidas económicas que se derivarían de una economía mundial fragmentada.

Pero se necesita más. Véase el caso de las subvenciones, y la cuestión de si se necesitarían nuevas normas para garantizar la igualdad de condiciones a nivel mundial, dado que han surgido muchos problemas imprevistos desde que se negociaron por primera esas normas vez hace varias décadas. Se trata de un tema candente en los círculos comerciales, pero no fácil de resolver, porque la economía de las subvenciones no es blanco o negro. Por ejemplo, una mejor comprensión del diseño, la aplicación y los efectos indirectos de la ayuda gubernamental relacionada con el clima es fundamental para minimizar los posibles efectos negativos y las tensiones comerciales, que de otro modo podrían debilitar el sistema de comercio y hacer que sea más difícil y costoso lograr objetivos de sostenibilidad.

Paradójicamente, en una era inundada de información, a veces resulta difícil distinguir entre los hechos y la ficción, las pruebas y la especulación, el análisis y la ideología. Más que nunca, profundizar el diálogo entre los responsables de la formulación de las políticas y los académicos, en particular en la OMC, encierra muchos beneficios. Los responsables de la formulación de las políticas pueden ayudar a los académicos a mantenerse anclados en el mundo real, mientras que los académicos pueden ayudar a aquellos a obtener resultados comerciales más beneficiosos para las personas, la prosperidad y el planeta.

Fuente: OMC