Hacia una agenda de comercio exterior dinámica, estratégica y simultánea – Mg. Melisa Galvano Quiroga

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El comercio internacional atraviesa un profundo proceso de cambios que acompaña la lógica de las relaciones internacionales y regionales. La reconfiguración del poder, las normas, los nuevos actores y una agenda tironeada por diferentes visiones llevan a la necesidad de trabajar a un ritmo acelerado conforme a los tiempos que corren y poder dar respuesta hábil y estratégica.

En ese sentido, la agenda de comercio exterior se ve cruzada por múltiples temas, principalmente por una fuerte crisis del sistema multilateral de comercio. La normas y reglas vigentes, en muchos casos necesitan pasar por un proceso de modernización acorde a la reconfiguración del multilateralismo o la forma que pueda llegar a tomar.

La situación y respuesta de cada país es distinta según sus propias realidades. En el caso de Argentina se hace vital consolidar una agenda dinámica, estratégica y simultánea.

La primera variable apunta a la necesidad de una agenda dinámica, lo cual significa que pueda tener capacidad de adaptación rápida sin quedar pegada a viejas estructuras que en su momento pudieron ser muy útiles, pero en la actualidad el comercio exterior pide gran agilidad y dinamismo para poder responder eficientemente y casi al momento en que las demandas se presentan. En este caso un tema clave tiene que ver con la incorporación de tecnología e innovación a la agenda comercial.

La segunda variable es una agenda estratégica en cuanto a los socios comerciales con los que se vincula dada la gran importancia de mantener un equilibrio entre fortalecer las relaciones tradicionales con aquellos que se mantiene un buen entendimiento, pero al mismo tiempo trabajar mucho en la consolidación de vínculos con nuevos y potenciales socios comerciales que hoy día presentan grandes oportunidades para países como el nuestro en cuanto a su agenda comercial. En ese sentido Asia-Pacífico sin lugar a duda trae la oportunidad de acceder a más de 400 millones de consumidores con una clase media creciente con altos ingresos y dispuesta a pagar precios interesantes por los productos que podemos ofrecer. Un caso que ejemplifica esta gama de oportunidades, es la incorporación de las proteínas a su dieta alimentaria volviendo una fuente importante y puede ser Argentina un socio proveedor interesante.

Por último, la variable simultánea muy vinculada a la anterior hace referencia a la importancia de considerar una elección estratégica, sana y nutricia de los socios comerciales sin que intercedan cuestiones ajenas al comercio que nos alejan de la consecución de objetivos claros, posibles y positivos. En ese sentido, para un país como Argentina, es totalmente viable mantener buenas relaciones tanto con Estados Unidos como con China, porque en la geopolítica mundial del escenario que se disputan estas dos potencias el país no tiene vinculación directa y por el contrario fortalecer los vínculos muestra una gran madurez y consistencia comercial.

De estas tres variables hay un punto sobre el que es interesante retomar que tiene que ver con la importancia del rol de la tecnología y la innovación en la agenda de comercio exterior. Los tiempos que corren nos desafían a la necesidad de estar dispuestos a responder hábilmente a las pautas que se presentan, en ese sentido todo lo que hace a la facilitación comercial no solamente con eliminar obstáculos que impidan su concreción sino también trabajando en la construcción de herramientas que agilicen los procesos es un punto esencial. Por tal, el comercio electrónico es un aliado en el mundo de los negocios porque habilita la transacción simultánea con millones de personas alrededor del mundo. Estos cambios son medidas que la OMC viene pidiendo que los países apliquen desde hace casi tres décadas y que en muchos casos se ha avanzado liderando principalmente los países de Asia.

En nuestra región hace pocos días el Mercosur, por medio de la Decisión N° 15/2021 aprobó un Acuerdo sobre Comercio Electrónico con disposiciones sobre autenticación electrónica, firmas electrónicas avanzadas o firmas digitales, protección de datos personales y transferencia transfronteriza de información por medios electrónicos, entre otras. Esto va en línea con la necesidad de contar con un marco jurídico uniforme, transparente y previsible que pueda accionar en temas vinculados al comercio electrónico.

Si bien en dicha materia los desafíos siguen siendo enormes a nivel regional como a nivel país, este acuerdo de algún modo muestra un indicio de transitar el camino hacia las necesidades que plantea el sistema de comercio internacional.

Magíster Melisa Galvano Quiroga

Mayo 2.021