Manteniendo la apertura de los mercados: Desafíos y oportunidades para el comercio y la inversión en América Latina
Foro BIAC, COPARMEX y COMCE
Palabras de Ángel Gurría,
Secretario General de la OCDE
Ciudad de México, 15 de octubre de 2015
[Versión para su distribución]
Señores Presidentes del BIAC, de COPARMEX y de COMCE Nacional, Señoras y Señores,
Me da mucho gusto participar en esta conferencia sobre los principales retos y oportunidades para el comercio y la inversión en América Latina. La colaboración de la OCDE con América Latina es cada día más extensa y relevante, por ello acepté de inmediato esta invitación.
Una región cada vez más relevante
América Latina se ha convertido en una importante plataforma de comercio e inversiones internacionales. Entre 2005 y 2013, las exportaciones de la región crecieron a una tasa promedio anual de 9%, consolidando la posición de la región como fuente de insumos y manufacturas para China y América del Norte. En ese mismo período la inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina registró un crecimiento anual de 16%. Brasil, México, Chile y Colombia figuran entre las 20 principales economías receptoras de IED a nivel mundial.
Hace pocos años, muchas de nuestras economías estaban “protegidas” por medidas arancelarias y restricciones a la inversión extranjera. Hoy en día, América Latina cuenta con una de las redes más extensas de acuerdos internacionales de libre comercio y con sectores estratégicos en los que las empresas transnacionales están operando con gran éxito, como el sector bancario, la energía, las telecomunicaciones. Al mismo tiempo, las “translatinas” han incrementado su presencia en los principales mercados del mundo.
Esta apertura y este dinamismo generaron una era de crecimiento pocas veces visto en la región: durante la llamada “década de América Latina”, el PIB de la región creció a una tasa anual promedio de 4%, mientras el PIB per cápita regional creció a un 2.3% anual. Esto ha permitido a muchos países latinoamericanos mejorar las oportunidades de empleo, desarrollar una importante clase media y reducir significativamente la pobreza extrema.
Sin embargo, la región sigue enfrentando grandes desafíos
Sin embargo, América Latina sigue enfrentando enormes desafíos y rezagos que limitan su potencial de comercio e inversión. Estas limitaciones estructurales explican, en parte, la fuerte desaceleración económica por la que está atravesando la región: después de haber crecido apenas un 1.1% en 2014, el PIB regional rondará el 0% en 2015 y 2016. La CEPAL inclusive pronostica una ligera contracción del PIB regional en 2015.
Si bien estos promedios esconden algunas excepciones de países que están creciendo a tasas moderadamente altas (como Bolivia y Panamá), todos los países de la región enfrentan retos muy similares en la promoción del comercio, las inversiones y el crecimiento “desde dentro”. Permítanme destacar algunos de estos retos:
- Primero, los bajos niveles de productividad. La productividad ha jugado un papel marginal en el crecimiento de la región. De hecho, vamos para atrás: en 1985 el nivel de productividad de América Latina representaba el 40% de la de Estados Unidos, en 2013 representaba el 30%. Urge implementar reformas para fortalecer la inversión, la educación, las competencias y la innovación, para incrementar la productividad.
- Segundo, la baja calidad de la logística y el transporte. Las redes de logística de América Latina tiene rezagos que obstaculizan y encarecen el comercio y desincentivan las inversiones. Los costos logísticos en la región representan entre el 18 y 35% del valor del producto, frente a cerca del 8% en los países de la OCDE. Nuestros países requieren de políticas de logística integrada, para mejorar la oferta de servicios modernos de almacenamiento, la eficiencia en los procesos aduaneros y de certificación, el uso de las tecnologías de información y comunicación para la logística y el fomento de la competencia en el sector transporte.
- Tercero, el bajo nivel de diversificación de la oferta exportable. Muchos de los países de la región siguen dependiendo de sus exportaciones de productos primarios. El exportador típico de un país de la Alianza del Pacífico tan solo exporta dos productos a un único mercado. Los países latinoamericanos, y sobre todo los del cono sur, requieren de una nueva política industrial enfocada en la diversificación sectorial a través de estrategias nacionales de innovación.
- Cuarto, el bajo nivel de internacionalización de las PYMES. Solamente el 10% de las PYMES de América Latina exportan regularmente y su contribución representa menos del 5% de las exportaciones totales de la región (en comparación con 50% en Italia y 45% en Holanda). La capacitación, el apoyo al emprendimiento, la simplificación administrativa y el acceso al crédito son insumos clave para integrar a las PYMES a las cadenas globales de valor.
- Quinto, los sectores de servicios en varios países siguen enfrentando bajos niveles de competencia. El Índice de Restricción del Comercio en Servicios, que elabora la OCDE, revela grandes diferencias en los niveles de restricción entre países y sectores de la región. Este estudio también muestra que todos los países pueden lograr mayores niveles de eficiencia si reducen las restricciones a la entrada o a la circulación de personas y fortalecen sus políticas de competencia.
- Y sexto, el mejoramiento del ambiente para los negocios y las inversiones. Todavía muchos de nuestros países tienen que implementar reformas regulatorias para aligerar significativamente los trámites para la apertura de una empresa, la obtención de un permiso de construcción, el registro de propiedad y las licitaciones, así como para mejorar la transparencia regulatoria. La OCDE está trabajando con varios países latinoamericanos para instaurar las mejores prácticas internacionales en materia de simplificación administrativa y mejora regulatoria.
Por supuesto que hay otros desafíos muy importantes, como fortalecer el estado de derecho, invertir más en investigación y desarrollo, reducir los niveles de informalidad y combatir la corrupción.
La efectiva implementación de reformas en estos campos ayudaría a los países latinoamericanos a integrarse mejor a las cadenas de valor mundiales y atraer mayores niveles de inversión. Esto permitiría, a su vez, generar los niveles de crecimiento de largo plazo que nuestros países necesitan para reducir los altos niveles de pobreza y desigualdad que tanto daño le hacen a la región.
Como lo dijimos en Nueva York, en septiembre pasado, durante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable y como lo diremos en París en la COP21 en diciembre próximo: las desigualdades y el cambio climático son los desafíos más grandes de nuestra época. Nuestra región tiene mucho que avanzar en ambos campos.
Señoras y Señores,
América Latina es una región de oportunidades. Para aprovecharlas, contamos con grandes fortalezas: una población joven y vibrante; una de las fuerzas laborales más trabajadoras del mundo; una abundante riqueza natural; la segunda lengua más internacional; además de ingenio, optimismo y entusiasmo. La única forma de transformar este potencial en prosperidad es mediante la implementación seria de reformas estructurales para un crecimiento incluyente y sustentable.
La OCDE está apoyando a un número creciente de países de la región a diseñar y a implementar reformas en estos ramos. Y vamos a redoblar esfuerzos a través de un Programa Regional Integral para América Latina y el Caribe. Para terminar, permítanme compartir con ustedes una convicción: la colaboración con el sector privado latinoamericano, apoyada por instituciones como BIAC, COPARMEX y COMCE, resulta crucial para el éxito de este esfuerzo. Cuenten con nosotros, nosotros contaremos con ustedes.
¡Muchas gracias!