Uruguay: Kreimerman confía en expansión de industria naval uruguaya en escenario favorable

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El apoyo del Estado a la industria naval es a través de una batería de normas, como la exoneración de impuestos a la importación de materiales para la construcción de embarcaciones y el acuerdo con Brasil, que facilita el ingreso a ese mercado, detalló el ministro Roberto Kreimerman. La experiencia que adquirió Uruguay en la fabricación de barcazas, por ejemplo, es fundamental para el desarrollo del sector, añadió.

El transporte de la madera para ser utilizada en la planta de producción de celulosa de la empresa Montes del Plata, que acaba de entrar en operaciones en la localidad coloniense de Conchillas, que se calcula en 4 millones de toneladas al año, se realiza en forma bimodal desde la terminal logística de M’Bopicuá, en Río Negro, hasta el complejo industrial.

Alrededor de 50 % de esos rolos se trasladan por vía fluvial en cuatro barcazas, especialmente construidas para la empresa, que arriban a un muelle menor, y el resto se hace por camiones, como forma de optimizar tiempos, costos y a la vez preservar la infraestructura vial del país y atender cuestiones ambientales.

Para que esta circulación por agua sea posible, el puerto de Punta Pereira, de Conchillas, cuenta con dos muelles, uno para los barcos de gran porte que suministrarán insumos y transportarán la celulosa al resto del mundo y otro, con menor calado, que permitirá la navegación de las barcazas.

 

En estos últimos años la empresa ordenó la construcción de cuatro barcazas para que trabajen a su servicio. Cada una de ellas cuenta con una capacidad de carga de 5.000 toneladas, lo cual equivale a la carga de 170 camiones.
Tres de ellas fueron fabricadas en Uruguay en el astillero del consorcio uruguayo-español Galictio-Tiferey y en los trabajos se empleó 80 % de mano de obra nacional. La cuarta se construyó en Paraguay.

Una vez en el agua, las embarcaciones pasan a manos del consorcio Transfluvial.

En las tres barcazas nacionales, Montes del Plata invirtió unos 13 millones de dólares, que representó un fuerte respaldo al desarrollo del cluster naval nacional, pensando en una creciente industrialización del país, incursionando en este rubro.

En diálogo con la Secretaría de Comunicación, el ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, explicó que las barcazas son, dentro de la construcción naval, una de las más simples, en cuando a fabricación.

 

En ese contexto, aludió al apoyo del Estado a la industria naval a través de diferentes vías. Una de ellas son los aspectos normativos, una serie de leyes, decretos de exoneraciones impositivas (importación de materiales para construcción de embarcaciones), así como la instalación de consejos sectoriales que procuran que las empresas y los trabajadores acuerden y avancen en las estrategias.
El secretario de Estado entiende que con este impulso la industria naval se expandirá. Explicó que este tipo de trabajo lo vienen realizando con otras áreas con buen resultado.

Kreimerman hizo hincapié en un reciente acuerdo con Brasil, que entiende será un punto de cambio en lo que respecta a la industria naval.

 

“Brasil también trabaja pensando en las cadenas de valor, mirando no solo un sector, sino todas las ramas de sectores productivos y de servicios que se enlazan desde una materia prima hasta el producto final”, explicó.

“La primera cadena productiva para Brasil es petróleo-gas naval. El descubrimiento en la plataforma continental marítima brasileña hizo dirigirse a Brasil a eso en forma muy fuerte”, relató.

“A Uruguay, al acordar con Brasil que nuestra producción, nuestro mantenimiento pueda tener las mismas características de una producción nacional brasileña, nos facilita en temas de costos el ingreso a ese mercado”, agregó.

El jerarca entiende que se conjugarán las capacidades nacionales de muchas empresas pequeñas que operan, y posibles inversiones que vengan atraídas por este convenio.

A esto se suman las características de calidad en cuanto al desempeño de nuestros trabajadores,  así como nuestras características, públicamente conocidas, de seguridad jurídica y ventajas naturales de puertos y lugares que tenemos, además de la construcción de un polo naval y los astilleros existentes.

Kreimerman considera que, como todas nuestras industrias, la naval llevará años afianzarla, y puso como ejemplo el desarrollo de la industria informática.

Precisó que llevó dos o tres décadas alcanzar el estado actual de cero desempleo en muchas empresas nacionales gracias a la expansión hacia el mundo y a la llegada de capitales externos para el sector.

Para ello fue fundamental que la Universidad de la República creara la carrera correspondiente y dotara de recursos humanos a una industria que luego se desarrolló con fuerte impulso privado y con apoyos impositivos importantes.

“En el tema naval fue fundamental que se pudieran construir barcos en Uruguay, por lo que implica en la formación de recursos humanos. Además de barcazas se construyeron remolcadores para uso nacional o de las industrias privadas”, dijo.

También se aspira a concretar la fabricación de gran cantidad de embarcaciones que surgen a demanda, fundamentalmente de Brasil, “pero también de la hidrovía para el transporte en los ríos de nuestra América, que es la otra fuente” de demanda de fabricación, explicó Kreimerman.