Marcó del Pont confirmó que la pesificación no tiene marcha atrás

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La titular del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, explicó los avances sobre la reforma de la carta orgánica que le otorgan al sector financiero un perfil más interrelacionado con la producción y dejan atrás el concepto de la dictadura y la Convertibilidad. Defendió la limitación para atesorar dólares.

En una entrevista realizada por Mariano Beristain, para Tiempo Argentino, Marcó del Pont desgranó las medidas muy rigurosas que se establecieron para evitar el atesoramiento de dólares y la fuga de capitales al exterior. «El límite al atesoramiento no impactó en la economía», dijo.

–A diferencia de otras épocas, el mercado  cambiario ha terminado el año sin sobresaltos ni corridas.
–Nada es fruto de la naturaleza, tampoco es casualidad que determinados intereses que siempre usaron al mercado de cambio para ensuciar y desestabilizar, hoy no puedan hacerlo. Es el producto de una decisión estratégica tomada por Néstor (Kirchner), que planteó en su gobierno la necesidad de garantizar la gobernabilidad del mercado de cambio y de avanzar en la resolución de los temas estructurales que permitieron solucionar el problema del estrangulamiento externo, que generaba condiciones de desestabilización monetaria y financiera. Esta pulseada se daba por la insuficiencia de un país subdesarrollado, que tenía problemas para generar los dólares suficientes para financiar su crecimiento, el enorme endeudamiento y la fuga de divisas de los propios argentinos. Todo esto se hizo con Néstor, por la reestructuración de la deuda y el pago al Fondo para eliminar las condicionalidades que imponía al país. Después, en 2005, se condiciona el ingreso de capitales especulativos de corto plazo, que históricamente fue un factor desestabilizador de nuestros países y que lo sigue siendo. Con Cristina (Fernández de Kirchner) también se ha avanzado en cuestiones estructurales, como ir modificando la estructura productiva para transformar estructuralmente el país y depender menos de los comoditties, y estar más sustentado en los productos industriales. Y la más reciente, mostrar que la economía no tiene déficit de dólares sino que cuenta con las divisas suficientes para poder hacer las compras que se necesitan, pagar su deuda y transferir utilidades. Por eso, haber encarado este fenómeno del uso de parte de este segmento económico para el atesoramiento en dólares fue una decisión estratégica para garantizar que no vuelva a aparecer el estrangulamiento externo.

– ¿Qué cambió con las medidas para impedir el atesoramiento de dólares?
–Estas medidas se asimilaron mucho más rápido de lo que uno podía esperar. Además, no tuvo costos en términos de actividad económica o de cierre de empresas.

–¿En el sector inmobiliario, sí?
–Cuando uno analiza la caída del sector de la construcción, está básicamente asociada a la obra pública, no al sector inmobiliario. Y también sabemos que ha continuado el proceso de nuevos desarrollos en la construcción. Además, el impacto del valor agregado en la compraventa de inmuebles usados es marginal. Ese excedente que antes se iba a dólares, y ahora tiene que buscar alguna otra alternativa, está yendo a ladrillos, a bienes durables, a ahorros en los bancos y al bono YPF.

–¿Qué ocurrió con la salida de depósitos en divisas?
–Incluso, la salida de los depósitos en dólares, que podía haber sido disruptiva en términos de financiamiento, porque se usaban para el comercio exterior, hubo un automático remplazo por créditos en pesos en gran parte de esa operatoria. El otro día, un banquero me decía que era la primera vez en la historia que frente a una pulseada con los mercados, los depósitos respondieron. Se fueron casi U$S 9000 millones y los dólares estuvieron disponibles y el sistema respondió, porque se demostró que las divisas que el Banco Central tiene no son un asiento  contable sino dólares reales del comercio exterior argentino.

–¿Pero hubo un impacto político?
–Obviamente, porque en el punto más álgido de la demanda de dólares para atesoramiento o sin destino específico, el 12% de los mayores de 18 años iban al  mercado en la búsqueda de esos dólares. Está claro que en la medida en que se condiciona o se limita existe una reacción. Pero la sociedad también entendió por qué se tomaron estas medidas.

–¿Y la pesificación, cómo continúa?
–El desafío del Estado es generar alternativas de inversión para que los pesos no se pongan en el colchón o en la caja fuerte, sino que tengan fines reproductivos. El objetivo es seguir garantizando este sendero de crecimiento con inclusión social y evitando que vuelvan a aparecer situaciones de volatilidad como en otra etapa nuestro país. La Argentina sale de un año muy complicado a nivel mundial con un crecimiento más bajo, pero sin destrucción de empleo con estabilidad financiera, sin situaciones graves en el mercado de cambio y con una base importante para crecer de forma más sólida el año que viene. El país tiene todos los dólares que necesita la economía para seguir creciendo, para pagar sus deudas y el año que viene va a estar muy activo el sector externo,  proyectamos un superávit del mercado único de cambio de más de U$S 12 mil millones. Pero no es porque vuelvan a aparecer muchos dólares que vamos a aflojar; esta es una política que llegó para quedarse.

–Pero hay sectores que piensan que el gobierno va a hacer más laxa la política para atesoramiento?
–Lo que está detrás de eso es una falta de comprensión de la decisión de fondo de este gobierno. Tiene que ver con posturas que recomiendan lo que ha sido la forma de resolver estas situaciones de otra etapa de nuestra historia; y esas formas eran a partir de devaluaciones o sumar endeudamiento. Este gobierno ha planteado claramente que lo que busca con el régimen cambiario que rige en la Argentina de flotación administrada es evitar fuertes fluctuaciones, seguir desendeudándonos en moneda extranjera, y evitar que se produzca una apreciación nominal del tipo de cambio.

–¿Cómo ve la evolución de la inflación?
–Estamos viendo una trayectoria no demasiado distinta a la de este año, sobre todo pensando que hay factores que tienen que ver con la evolución de los precios internacionales, que no se está viendo que haya una tendencia hacia la baja. Esto, asociado a que en la Argentina haya una política de ajuste progresivo del tipo de cambio, que hace que desde el punto de vista del impacto del precio de los alimentos en la escala internacional sea mayor que países que apreciaron la moneda. Hay que seguir trabajando por el crecimiento del crédito y la inversión, sobre las mejoras tecnológicas como instrumento para ampliar capacidad productiva, e incorporar mayor competitividad en los grandes formadores de precios de bienes-salarios.

–¿Cómo va a cerrar el año la primera etapa de los créditos productivos?
–Van a ubicarse por arriba de los $15 mil millones, más del 100 por ciento. Hablamos de créditos desembolsados, no acordados. Más del 53% ha ido a las pymes y el 30% a la industria, que asumieron la decisión de invertir en un año difícil.

–Además de la inversión, ¿en qué aspectos se puede atacar la inflación?
–Para la visión convencional siempre la salida es la misma; aumentar la tasa de interés, bajar el crédito, no subir el salario y enfriar la economía. Es la victoria pírrica de bajar la inflación a partir de restricción de la demanda. En una economía tan hetérogenea, que está en pleno proceso de industrialización con pujas brutales de distribución del ingreso, el tema de resolución de estas tensiones de presiones es mucho más complejo y tiene que tener una lógica macroeconómica, pero también tiene que ver con mucha de las políticas sectoriales y se debe planificar dentro de los propios territorios. Dentro de la responsabilidad de los gobiernos provinciales también es necesario ver qué políticas de regulación, de intervención se necesitan para actuar sobre este fenómeno. El Banco Central tiene que garantizar que el excedente económico se quede en las regiones y no venga todo al centro del país.

–¿Qué posibilidades le ve al acuerdo entre empresarios, trabajadores y gobierno?
–Es lógico que los problemas en el terreno de los precios no tienen que ver con cuestiones de demanda sino con la oferta, y necesariamente hay que abordar cómo se arbitra en la puja distributiva entre el capital y el trabajo. Por un lado, en el sector capital, donde sabemos que hay una elevadísima concentración en los sectores productores de salarios, entonces ese arbitraje del Estado es fundamental.

Tipo de cambio

–¿Qué pasará con el tipo de cambio?
–No es un objetivo en sí mismo, nosotros queremos que aumente el crédito y como mínimo vamos a que se incremente un punto del Producto Bruto, el año que viene vamos a estar por encima del 17% y vamos a tomar las decisiones necesarias para que la mayor cantidad del crédito vaya a las empresas, más inversión reproductiva, el consumo está bastante bien atendido. Vamos a trabajar para corregir los excesos que encontramos en materia de las condiciones que se da el crédito al consumo, vamos a seguir manteniendo la política de flotación administrada porque en un año fuertemente expansivo del mercado de cambio, si no intervenimos, habría una importante apreciación nominal. Vamos a evitar este proceso.

–Hay sectores que dicen que el tipo de cambio está atrasado y que es necesario devaluar.
–El tipo de cambio mantiene niveles de competitividad, no sólo en cuanto a su ajuste o su ponderación en relación a los costos internos, sino también en relación a los precios internacionales y las monedas en otros países. Insisto, nosotros tenemos que trabajar sobre la competitividad sistémica. Esto no significa despreciar el tipo de cambio pero debemos trabajar sobre otras cuestiones como los insumos difundidos, el costo, el crédito.

–La Reforma de la Carta Orgánica estuvo asociada al crédito productivo…
–El Banco Central ha podido desplegar una política contracíclica importante. Va tomar el tema de las remesadoras y aquellos factores que estaban fuera de la regulación del Banco Central y en la defensa del consumidor. Y también en la reciprocidad que necesitan para abrir sucursales en las zonas más rentables. Hicimos todo un cambio donde incluimos factores sociales, económicos,  geográficos alternativos para hacer una nueva subdivisión  y cubrir las zonas más desatendidas.

–Vino al final la delegación técnica del Fondo Monetario y el Banco Mundial?
–Sí, el lunes y se fue ayer (por el jueves último).

–Y, ¿a qué conclusiones llegaron?
–Todo bien, pero esta es una avanzada. Vino a conocer el terreno, estuvimos charlando. Está todo muy bien. Los indicadores de la Argentina son fantásticos en términos de solvencia del sector financiero. Lo que tenemos que hacer es adecuarlo y normarlo.

–Algunos cuestionan los adelantos transitorios del Central al Tesoro.
–Nosotros reivindicamos esa política porque la Argentina pudo mantener la Asignación Universal por Hijo, la movilidad jubilatoria y las políticas que se mantuvieron en un año de desaceleración económica, porque existió capacidad del Central de asistir al sector público.

–¿Argentina salió fortalecida de la pelea con los fondos buitre?
–Se ha tomado conciencia de que estos fallos temerarios que se plantean en algunas cortes internacionales por parte de los fondos buitres son  desestabilizadores para todos los países que están reestructurando sus deudas. Anne Krueger, ex titular del FMI, decía algo interesante: a lo largo de la historia ha habido procesos de reestructuración de deuda y los van a seguir habiendo y no pueden aparecer estos factores desestabilizadores en materia de deuda. Tenemos que reivindicar de la Presidenta la convicción y fortaleza para plantarse a presiones, tanto internas como de afuera. Es un precedente muy importante, y no sólo para la Argentina sino también para otros países.

–¿Cuánto va a cerrar el crecimiento del año y cuanto será en 2013?
–Estamos previendo que este año termine con un crecimiento del 2,4% y proyectamos una mejora en el  2013 de entre el 4,5 y el 5 por ciento. El crecimiento del consumo va a ser superior al producto y la inversión también va a ser importante. Un dato relevante porque sabemos que para seguir manteniendo este nivel de crecimiento hay que mantener la inversión. Proyectamos inversión del 24% del PBI. El crecimiento va a seguir sustentando la demanda interna.

 

Fuente: BCRA